Práctica Deliberada: Entrenamiento Con Propósito
No es poco frecuente que uno se preocupe del tiempo que le tomará conseguir experiencia en algún campo de actividad profesional.
Y habiendo la teoría de que se necesitan aproximadamente diez mil horas, por ejemplo, para llegar a un desempeño más o menos competente en cosas como el dibujo artístico, el atletismo y la música, puede ser que cualquier expectativa de un resultado favorable se disipe considerando lo distante que suena lograr un objetivo así.
Lo ideal, sin embargo, sería desarrollar un aprendizaje en el que se enfatice la calidad de las horas invertidas más que su cantidad. Pues a fin de cuentas, no existe un límite para el conocimiento, y en cierto sentido, jamás se deja de aprender algo nuevo, independientemente del campo de actividad que se trate.
La consistencia de entrenamiento, en cualquier disciplina, es un matiz objetivo de criterio que contribuye a enfatizar la concentración aplicada en planteamientos metódicos adecuados, y desestimar las expectativas irrealistas de resultados inmediatos. Es lo que se conoce cómo práctica deliberada: trabajar con claridad de pensamiento y consciencia de los factores particulares e influyentes de una habilidad que se pretende mejorar, y cómo se aplican exactamente para mejorar tal habilidad.
El propósito, entonces, de practicar y estudiar algo deliberadamente, debe ser consecuente con objetivos que superen la satisfacción pasajera de logros efímeros. Objetivos que sólo pueden aproximarse a la trascendencia de la virtud cultivada en el pensamiento consciente.
Al practicar algo deliberadamente, no sólo se pretende optimizar una destreza, sino que también se buscan errores o debilidades, a fin de planificar actividades que contribuyan y suprimirlos en el desempeño independiente. Algo que se puede ilustrar mediante los procesos didácticos que aportan al aprendizaje una continuidad productiva en retroalimentación e introspección. ¿En términos de ajedrez, esto qué quiere decir?
- Analizar las partidas que jugamos, independientemente de su resultado. Es el único modo para entender los motivos de nuestros errores a fin de evitarlos en posteriores batallas.
- Renovar con cierta frecuencia las ideas de repertorio que recopilamos en nuestros análisis. A fin de estar preparado, en la medida de lo posible, para situaciones inciertas.
- Ejercitar la facultad de precisión mediante la resolución de problemas, para conservar una fresca percepción de la técnica de cálculo.
En realidad, no existen atajos ni fórmulas que sustituyan el valor de un trabajo consistente dirigido por un propósito razonable. Haciendo de su práctica una actividad constante, uno puede comprobar que la significancia del aprendizaje así desarrollado supera el afán de las horas y las expectativas no relacionadas a la realidad presente. Un proceso eficaz de entrenamiento debe ser equilibrado y proporcional en tiempo de estudio y práctica. Por ejemplo, si un tema se estudia durante un cierto número de horas, es necesario invertir un número paralelo de horas en aplicar los conocimientos adquiridos mediante sesiones de sparring o resolución de problemas, de modo que el aprendizaje y la mejora siempre puedan centrarse al desarrollo del sentido pragmático del juego.
Una labor así, cuya finalidad no es otra que apreciar las cualidades objetivas del arte desarrollado, implica en sí misma su propia recompensa: el entendimiento perceptivo independiente, cultivado sólo a través de la consistencia en los matices que lo constituyen. ¿Y el pensamiento? Afilado en silencio.
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"Los cambios cognitivos y físicos causados por el entrenamiento requieren mantenimiento. Deja de entrenar y se van."
- Anders Ericsson
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