Dificultades que superar en el entrenamiento de ajedrez
Con frecuencia he pensado que, tanto en la vida como en el ajedrez, el progreso viene siempre de afrontar dificultades, y que de cada cual depende si estimar aquellas dificultades cómo paradigmas verdaderamente insuperables, o cómo oportunidades para el autoconocimiento y establecer en qué sentido encaminarse o no, en vista de las incertidumbres que puedan surgir en cuanto se refiere a la realización segura de alguna útil iniciativa. Esta es una actitud que a menudo implica contemplar y aceptar la realidad subjetiva, cultivándola sin buscar vanas gratificaciones egoístas e intrascendentes que no corresponden a cualquier expectativa o ideal de mejorar y perfeccionar objetivamente alguna destreza productiva. Labor para nada despreciable, en mi opinión, si se considera que de ella depende mucho de lo que sea capaz de lograr un ser humano con auténtica fe en el valor de íntegros ideales.
Después de todo, los avances colectivos se basan en esfuerzos individuales, pero estos esfuerzos individuales nunca pueden considerarse trascendentes si se extravían del bien común. Dado que jamás se alcanzan los límites del arte... conviene distinguir qué es arte de lo que no lo es, y apreciar el significado esencial que el arte comunica por virtud más que por mera racionalización.
En términos de ajedrez, esto quiere decir que si ciertos resultados sugieren que uno se encuentra en una situación en la que no se tienen ideas claras para atacar, defender, o valorar ciertas clases de posición, es imperativo reconocer dicha realidad, y dejar de obcecarse en buscar ataques, combinaciones, defensas o valoraciones carentes de fundamento posicional objetivo. Y, en consecuencia, debiera uno interesarse por entender qué dificultades son las que sesgan aquellas valoraciones e impiden ver las cosas como realmente son, y no como pensamos que son o deseamos que sean. En este caso, la objetividad de criterio se antepone cómo parámetro y finalidad a desarrollar en vista de las dificultades que puedan surgir en el entrenamiento eficaz del juego.
"El cambio es inevitable, pero el crecimiento personal es una elección."
Pero si algo debiera considerarse con mucha seriedad al momento de plantearse mejorar y ejercitar la habilidad en ajedrez, es que como en cualquier otro campo del conocimiento, el océano de teoría es insondable... Libros y cursos hay por miles de miles, y resulta imposible tratar de abarcar todos los contenidos disponibles del juego, porque se necesita distinguir qué información puede realmente contribuir al desarrollo independiente del criterio práctico, descartando todo lo redundante que no contribuya a tal desarrollo. Y todo eso ligado al horario que se disponga para implementar dicho enfoque, en afinidad con una metodología confiable y estilo de aprendizaje que corresponda solo a las demandas individuales de estudio.
Motivo
por el cual tampoco es factible decir que “esta” o “aquella” es la única manera
correcta de aprender o entrenar ajedrez. Pues el entrenamiento siempre debe ser
temático, basado en las propias debilidades y fortalezas, técnicas y
conceptuales, de cada cual.
Aunque claro, todo lo que se comienza deberá concluir en algún momento, y es sólo mediante la práctica disciplinada, el autocriticismo saludable y la retroalimentación instructiva que resulta posible detectar lo que para cada cual funciona correctamente, con el objetivo de llevar a buen término las ideas cultivadas en las sesiones de entrenamiento y contemplar resultados que puedan considerarse mejores de acuerdo a las propias experiencias o las opiniones que otros puedan ofrecerle. Y en ello radican varias de las dificultades que se derivan de su estudio, pero también muchas de las virtudes que de él se pueden asimilar, ya que las destrezas de cada jugador varían acorde a los recursos bibliográficos o informáticos que han estudiado, y la consistencia que han dedicado a practicar sus aptitudes naturales afines a los conceptos racionales clave del juego.
En todo caso es vital razonar desde la lógica y el sentido común de las cosas, a fin de superar muchas de aquellas dificultades individuales según el dominio fundamental de lo más básico de lo básico en su propio desarrollo.
Debido a lo cual, más allá de abarcar la abundancia de contenido teórico, es importante que como jugador responsable uno sepa organizarse y establecer objetivos consecuentes con sus resultados competitivos más recientes, para así aprender de las debilidades y fortalezas en su técnica, minimizando las primeras y maximizando las segundas – porque el entrenamiento ajedrecístico no es otra cosa que una sensibilización y aprendizaje constante de la racionalidad espontánea del juego, así como de los impedimentos a trascender para impedir que tal aprendizaje tienda a la obsesión o la monotonía: generadoras de estrés y obstrucciones en el auténtico progreso.
Por
ejemplo, una típica obsesión que puede surgir por el ajedrez, y en general por
cualquier juego, es el frívolo deseo de “ganar sólo por ganar”; y esto, enfatizo,
pienso que es algo que debe superarse completamente conociéndose a sí mismo
cómo jugador práctico/versátil/funcional, y entender que muchas veces las
lecciones del juego trascienden las quimeras de la efímera satisfacción
ególatra, porque si un oponente no ha jugado peor que uno mismo, es importante
aprender que únicamente de los propios errores puede uno concientizarse al respecto de qué se
necesita mejorar en su propio enfoque técnico y conceptual. Pues, aunque siempre
se deba aspirar a la victoria y es verdad que el ajedrez competitivo se trata
de lograr la victoria en las partidas de torneo, eso es un resultado que surge
naturalmente de la aplicación del pensamiento metódico/pragmático y de las
imprecisiones del oponente que uno se esfuerce por refutar con veracidad
racional. De manera que pensar en jugar de manera correcta es en todo caso mucho
más productivo que pensar obsesivamente sólo en ganar, ya que el resultado
natural del ajedrez ejecutado lógica y objetivamente son las tablas, y ello
tampoco es un resultado en absoluto despreciable, al haber siempre nuevas
oportunidades para lograr la victoria sin distraerse con idealismos
injustificados. Se debe recordar siempre además que alguien puede jactarse de
sus victorias, pero aquello por lo general es señal de un estancamiento en el
aprendizaje que todo jugador representativo de la nobleza lógica del ajedrez
tiene que evitar y jamás olvidar el carácter afable y amistoso que el ajedrez, cómo juego, naturalmente posee.
Aquello sin embargo se trata más de un obstáculo psicológico, y sólo cada persona puede conocer a través de la autorreflexión qué otras limitaciones psicológicas inservibles se requieren suprimir de su experiencia de vida, ya sea pereza, inconstancia, narcisismo, etc. Para que cualquier otra clase de obsesión ajena al trabajo de entrenamiento no influya negativamente a su propio desempeño.
"No basta sólo con decir la verdad, más conviene mostrar la causa de la falsedad."
Con todo, enfocándonos a lo que tratamos verdaderamente de desarrollar aquí respecto a la pura aptitud de juego eficiente y librarse del estancamiento didáctico que impida el progreso independiente del ajedrecista, es necesario reconocer qué otros obstáculos subjetivos de aprendizaje pueden presentarse durante los procesos de orientación didáctica, en favor de potenciar la asimilación de las ideas que realmente funcionan productivamente y salvar meses o incluso años de vanos esfuerzos en “entrenamiento” carente de sentido, ya que, incluso como simple entusiasta que se interesa por mejorar su habilidad, es razonable que uno debiera interesarse también por desarrollar una destreza mínimamente competente, cómo los jugadores con mayor experiencia pueden abarcar consistentemente en sus resultados.
En lo que respecta al entrenamiento ajedrecístico, conviene reflexionar acerca de cuales de aquellos obstáculos inhibidores del progreso consciente deben erradicarse de la propia disciplina que uno se proponga establecer cómo base del enfoque pragmático aplicado al desempeño funcional eficiente.
1. La escasez de conocimiento básico
Así como para poder calcular en matemáticas primero es necesario aprender los números, lo mismo es en ajedrez, pues el fundamento clave de su técnica está en el dominio de sus principios elementales y la contemplación objetiva de sus aplicaciones lógicas, momento a momento del juego.
Durante el desarrollo de la batalla de ajedrez se requiere desglosar las ideas tácticas simples de las complicaciones estratégicas más sutiles, mediante un estudio de la actividad posicional en juego, matizando y priorizando los temas básicos inherentes a la realización de objetivos precisos de ataque y defensa: estructuras de peones, combinaciones de piezas, reglas y/o principios racionales, entre otros, que nos ayudan a interpretar estas cuestiones.
De modo que la comprensión de
aquellos elementos básicos resulta un medio esencial para cultivar un ritmo natural de entrenamiento y desempeño consistente. Siendo vital no abarcar aleatoriamente conceptos que puedan considerarse (porque uno percibe y acepta que son) redundantes o avanzados, si antes no se tiene un dominio básico de la teoría fundamental.
Masterclass.com (2019), Garry Kasparov Enseña Ajedrez:
"No existe una regla que exija detener la adquisición de ventajas posicionales y avanzar con tácticas. Es algo que uno intuye y que es importante para encontrar oportunidades ventajosas. Así que nunca se debe dejar de hallar una oportunidad para plantear amenazas y ganar ventaja dinámica, porque siempre las hay, especialmente si uno tiene piezas bien colocadas, controlando los cuadros centrales del tablero u acumulando presión para dirigir un ataque al rey adversario.
Eso es lo que hace la diferencia entre los buenos jugadores, los muy buenos y los mejores de los mejores, ya que uno intuye cuándo es el momento correcto. Es difícil de explicar, pero se trata de saber jugar en el momento preciso usando las ventajas posicionales y las piezas dominantes, para convertirlas en una ventaja material decisiva.
Aunque hay una recomendación, o le diría yo una advertencia: cuándo evaluamos una posición y sus elementos tácticos, es muy improbable que sólo haya un tema, ya que una buena combinación táctica incluye diversos componentes. Y por ello es importante conocer tantos patrones y esquemas cómo sea posible aprender, pues uno nunca sabe cuándo resulten de utilidad en ciertas situaciones.
Tampoco hay que ser muy dogmáticos, ya que no se trata de hacer un movimiento en reacción de otro, o de que un patrón sea más importante que otro. Siempre hay variantes, y debido a esto creo que es de ayuda estar cómodo conociendo diferentes estructuras. Los múltiples patrones crean diversas configuraciones.
El aprendizaje del ajedrez es un proceso constante, e incluso un jugador del más alto calibre no debería dejar de aprender porque siempre es posible hallar muchos temas nuevos.”
A fin de solventar la falta de conocimiento básico del juego, para quien todavía se puede considerar novicio, e incluso para los ajedrecistas con cierto nivel de experiencia, es recomendable tanto como punto de iniciación y referente para la perfección de su habilidad, abarcar en su preparación independiente actividades que involucren esta clase de nociones metódicas y enfoques de análisis. Porque es mediante la ejercitación metódica de la destreza de análisis que se pueden optimizar los matices que además influyen a los procesos de valoración posicional intuitiva y el cálculo de variantes, como estructuras interdependientes unas de otras en la apreciación coherente de sus fortalezas y debilidades, tanto en los matices posicionales que surgen espontáneamente en el juego cómo en el enfoque personal de juego práctico.
2. La acumulación inerte de información
Es necesario reconocer además que aprender no se trata de almacenar información teórica no funcional; sino de gestionar, procesar y codificar información productivamente, pues el conocimiento guardado no sirve para nada si no es invertido en una finalidad consistente. Además, el conocimiento no se trata del único requisito para ser un jugador decente. Es sólo un factor de varios en el desarrollo de una preparación íntegra en ajedrez.
Otro factor aún más importante es contar con un sistema de pensamiento estructurado, versátil y aplicable a la interpretación objetiva del juego y sus particularidades subjetivas, ya que todo conocimiento adquirido requiere ser un complemento a los parámetros cognitivos racionales que contribuyen a la priorización, planificación y organización de los conceptos inherentes al criterio estratégico aplicado. Es decir que se debe destacar la calidad de la información estudiada, sobre su cantidad.
Emanuel Lasker (1926), Manual de Ajedrez:
“La educación en ajedrez debe ser una educación en criterio y pensamiento independiente. El ajedrez no debe ser memorizado, simplemente porque no vale la pena. Si cargas tu memoria, debes saber por qué. La memoria es muy valiosa cómo para almacenarla de insignificancias.
De mis cincuenta y siete años he aplicado al menos treinta en olvidar la mayoría de lo que he aprendido u leído, y porque he triunfado en esto he adquirido una cierta destreza y alegría con la cual nunca jamás quisiera no estar otra vez. Si es necesario, puedo incrementar mi habilidad en ajedrez; si es necesario puedo hacer aquello de lo cual no tengo ni idea en el momento. Pues he almacenado poco en mi memoria, pero puedo aplicar ese poco, y es de buen uso en muchas y variadas emergencias. Lo mantengo en orden, pero me resisto a cualquier intento de aumentar su peso muerto.”
De manera que resulta indispensable cultivar principios y estructuras conceptuales afines a dicha eficiencia objetiva del pensamiento, con el propósito de refinar un enfoque práctico de la cognición paralelo a cada matiz que aporta una valoración realista de la utilidad o falta de utilidad de la información estudiada. Y es por ello recomendable que no se limite uno en adoptar ciegamente los conceptos estudiados, si no que los cuestione en virtud del espíritu crítico independiente del ajedrecista, formulando reglas o procesos ideológicos para su propio uso complementario a la teoría básica esencial, abarcando deliberadamente ejercicios que ilustren la técnica para seleccionar y tomar decisiones, con ejemplos tanto del juego propio cómo del estudio del juego desarrollado por los ajedrecistas de primera categoría en torneos de alta competitividad; evaluando tales decisiones para contrastarlas con la causa de los errores que con frecuencia contempla en su técnica; y finalmente sublimando de manera creativa aquellas imprecisiones que halle, tras la corrección de los propios errores e imprecisiones, mediante la integración de principios, métodos y/o matices que verdaderamente funcionen individualmente en el sistema de pensamiento, mientras se desestima toda pretensión de acaparar suposiciones hipotéticas o doctrinas no correspondientes a la racionalidad fundamental en esta ciencia del pensamiento lógico.
3. Las expectativas de resultados inmediatos.
Debido
a la fuerte motivación y el deseo de triunfo latentes en el espíritu de todo
jugador que se apasiona por mejorar y contemplar resultados lo más pronto
posible, las expectativas de mejorar rápido pueden ser también causa de
obstáculos cómo los mencionados anteriormente porque la presión psicológica autoimpuesta,
o impuesta en ciertos casos por algún tutor o padre de familia hacia sus
pupilos, inhibe la capacidad de concentración e incluso el propio interés en el
juego. En cualquier caso, es importante siempre disfrutar del proceso de entrenamiento. Ya que, por supuesto, nada puede llamarse un juego si no es objetivamente divertido.
La realidad es que los progresos técnicos, en una actividad que requiere concentración, perseverancia y resiliencia, toman cierta duración para ser apreciables. Por lo que, en vez de obsesionarse con la obtención de resultados inmediatos, siempre es mejor enfocarse a optimizar la calidad de su técnica y criterio independiente. Y si han de contemplarse resultados productivos, aquellos han de ser estimados como proporcionales a la devoción con la que se aplica uno a la perfección de sus fortalezas y la destrucción de sus debilidades.
Seeksafely.org (2022), Entendiendo Vulnerabilidades: La Expectativa de Rápidos Resultados:
“Con nuestra sociedad y nuestra forma de interactuar con el mundo entrenándonos para esperar cosas de inmediato, y todos estos maestros diciéndonos que pueden darnos lo que queremos de inmediato, la preocupación es que se ha vuelto mucho más fácil para las personas dejarse atrapar por un potencial mundo problemático del profesor, o incluso que es muy fácil desperdiciar nuestro dinero.
¿Cómo trabajamos contra esta vulnerabilidad? Algunas sugerencias:
· Limita el tiempo en línea, particularmente con los tipos-gurú. (Y si te dicen que TIENES que seguir su programa todos los días o no funcionará... ¿en serio? Bandera roja).
· Tómate un tiempo antes de comprometerte con algo. Evita dejarte atrapar por las tácticas de ventas de escasez o las "ventas" tipo infomercial "ahorre en grande si compra ahora". Antes de gastar dinero o tiempo en un recurso, tómese un período de reflexión para evaluar más profundamente.
· Valora más tu persona y tu esfuerzo. Cuando trabajamos en nosotros mismos, merecemos tiempo. Piensa en cualquier cosa que te prometa resultados instantáneos como si en realidad te subestimara como un ser humano hermoso y complejo.”
Jamás puede esperarse menos de un oponente que esté igual o más preparado que uno mismo, porque independientemente de nuestro nivel de experiencia los desafíos del juego son siempre nuevos, e incluso jugadores con alto nivel de competitividad afrontan la responsabilidad constante de no estancarse en sesgos cognitivos que la falta o el exceso de confianza puedan generar en cada cual. Siempre se necesitará templanza, prudencia y sentido de alerta en cada momento del juego para discernir lo teórico de lo práctico, y saber conducirse con la imparcialidad que su lógica refleja como fortaleza o debilidad del jugador.
Porque cualquier subestimación o sobreestimación de sí mismo u del oponente despoja al juego de ajedrez de su carácter ecuánime de arte, deporte y ciencia, es importante aprender a desestimar los prejuicios que conducen a pensar de cualquier modo ansioso e irracional, ya sea desde lo emocional o lo intelectual, en temas cuyas reglas la mayoría de veces tienen excepciones. Y en esto, el pragmatismo cultivado en el entrenamiento se manifiesta como medio coherente para reconocer los obstáculos que cada uno debe superar en su propia experiencia, de modo que pueda comprenderse por qué ciertas reglas funcionan o no en sus diversos grados de relevancia práctica, y cómo los diversos matices posicionales del juego pueden adaptarse a la realización de estrategias lógicas inherentes a sus principios centrales.
Cómo se ha ponderado, la estrategia en ajedrez y el trabajo inherente al desarrollo de su íntegra comprensión se basa en la sutileza para organizar ideas prácticas acorde al carácter ecuánime del juego y descartar absolutamente cualquier indicio de suposiciones hipotéticas no apoyadas en su nativa lógica. Y a pesar de que la imaginación sea un ingrediente esencial del arte ajedrecístico, no sólo el intelecto, dicha facultad también debe disciplinarse con la educación metódica pertinente al caso, en paralelo a cada elemento teórico y práctico verdaderamente influyente a la destreza natural de cada jugador.
Considerando que la resolución de los problemas relativos a las dificultades individuales en la labor de entrenamiento es incuestionablemente uno de los factores de mayor prioridad en desarrollar la receptividad para abarcar el juego como un medio saludable de recreación y ejercicio cognitivo, resulta necesario valorar desde la perspectiva individual qué matices de estas cuestiones didácticas de aprendizaje pueden ser de fructífera utilidad, no sólo en ajedrez, sino en cualquier campo del conocimiento u profesión, y la vida misma.
"El ajedrez nos enseña, primero que todo, a ser objetivos."
- Aleksandr Alekhin
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